jueves, 30 de julio de 2009

Y en el principio...

Algo que caracteriza profundamente a la cultura de un país es su pasado y la forma de contarlo. En el caso de los japoneses, mediante una mitología que, no sólo les daba las razones por las que cada día sale el sol, porqué llueve o a quién agradecer las buenas cosechas; sino que de una forma más profunda marcaba el linaje de sus emperadores hasta el mismo día de hoy. Pocas son las culturas que tengan una mitología que haya perdurado de alguna forma relativamente significativa hasta nuestros días. Y digo significativa porque tampoco estoy muy seguro de hasta que punto se siguen considerando dioses a los emperadores japoneses en pleno siglo XXI. Sea como fuere, lo que si está claro es que la mitología japonesa está llena de relatos muy interesantes que nos pueden dar a conocer algo más de las costumbres actuales japonesas. Por ello, veremos algunos de esos relatos y si procede, la influencia que han tenido en la sociedad actual por medio de sus festividades y folklore popular. Y como lo normal es empezar por el principio, vamos contar la historia de la creación según la mitología japonesa shintoista.


Los Kami, los dioses. 神

La creencia shintoista se basa en la existencia de los Kami, término que va más allá de “dioses”. Los kami no incluían sólo a los dioses, sino también a seres humanos, como los emperadores, elementos naturales y cualquier cosa fuera de lo común, con un poder superior. Su número, por tanto, es indefinido. Generalmente tienen forma humana, pero cuando su cuerpo muere su espíritu sigue vivo y puede manifestarse como u
n objeto. Pueden hacer tanto el bien como el mal, pues tanto la maldad poderosa como la bondad excepcional caracterizan a los kami.

Izanagi e Izanami


Según podemos leer en el Nihongi, obra que contiene gran parte de la mitología shintoista mezclada con historia real, "Antes de que el cielo y la Tierra fueran creados, existía algo comparable a una nube flotando sobre el mar. Nada sujetaba su raíz. En su seno se formó una cosa que parecía un junco tierno cuando acaba de brotar del fango. Entonces, esto se convirtió en un kami". De la misma forma se autocrearon otros kami, entre ellos los hermanos Izanagi, “varon que invita” e Izanami, “hembra que invita”.


Estando los dos juntos en el “Puente flotante del cielo”, Amenoukihashi, hundieron una lanza celestial cubierta de joyas, llamada Amenonuhoko, en el mar y empezaron a removerlo. Cuando el agua empezó a solidificarse sacaron la lanza, y las gotas que cayeron de la punta se convirtieron en una isla, Onogoro. Los dos dioses descendieron y construyeron con la lanza el Pilar Celestial Amenomihashira y un palacio donde vivir, Yahirodono. Al ver que sus cuerpos eran diferentes concordaron en procrear para dar origen a más islas. Para ello crearon un ritual en el que tendrían que rodear el pilar cada uno por un lado. Cuando ambos se encontraron Izanami saludo primero a Izanagi, y aunque esto no le pareció correcto se unieron igualmente. De esa unión nacerían Hiruko y Awashima, que nacieron con deformidades y por eso fueron rechazados por Izanami e Izanagi.


Pusieron a los dos hermanos en un bote y los echaron al mar. Después preguntaron a los otros dioses que habían hecho mal y estos les contestaron que el dios masculino Izanagi debería haber iniciado la conversación en el rito de unión, y no Izanami. Después de llevar a cabo el ritual bajo las instrucciones de los dioses, la unión produjo el Ohoyashima, o lo que es lo mismo: las ocho grandes islas de Japón: Awazi, Iyo (Shikoku), Ogi, Tsukusi (Kyushu), Iki, Tsushima, Sado y Yamato (Honshu). [Nota: las islas de Hokkaido, Chisima y Okinawa no formaban parte de Japón en la antigüedad.]


Con el tiempo crearon seis islas más y muchos otros kami que embellecerían las islas. Izanami finalmente murió al dar a luz a Ho-Masubi, dios del fuego, que le causó grandes quemaduras al nacer y terminó produciendo su muerte. Antes de morir pudo dar a luz a la diosa del agua, la diosa de la tierra y la calabaza celestial; juntas controlarían al dios del fuego para proteger el mundo de la destrucción. Izanami fue enterrada en el monte Hiba, en las fronteras de Izumo y Hoki, cerca de Yasugi en la prefactura de Shimane.


Como hemos podido ver en esta primera parte de la creación de la mitología japonesa, los kami o dioses podían estar en cualquier parte siendo personas, ríos, o islas y es por ello que proliferan tanto dentro de la mitología. En otra ocasión veremos como se tomó Izanagi la muerte de Izanami, qué hizo al respecto y como se crearon otros dioses que tendrán mucha importancia dentro de la mitología e incluso dentro del linaje de los emperadores.


Fuentes: Wikipedia... quién si no...


miércoles, 29 de julio de 2009

Hajimemashite!!! ハ締めまして!!!

Hola a todos!

Aunque algunos lectores de Japan Jam ya me conocerán, me presento. Soy Yatoshi y he sido invitado para colaborar en el blog. Así que echaré una manita a Alice para contar cosas curiosas de Japón, de su cultura, de su historia, de su idioma, de su gente... vamos, de todo en general!!!

よろしくお願いします!!!